Prolé-Tica nace del grupo cultural independiente "La Prolé", en Chiapas, México. Sufriendo una evolución de índole gramatical. Este espacio fue pensado para creadores: Escritores, pintores, escultores, fotografos, musicos, danzantes, entre otros. El espacio esta abierto, sus expresiones artisticas son bienvenidas, si tienen algo que decir. Adelante¡.

martes, 30 de noviembre de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

Azul, palabra que designa mi naturaleza
muerte en obsidiana por debenir del tiempo
cuarto, signo de composición, parapeto de la Humanidad
en el que se disgrega una caricia que rompe espacios
en movimientos...

No sigas que la muerte no carcome los
bordes de la sonata en gris,
porque antes se realizó, en contraluz,
la composición, la diversificación,
La sonata en Gris de la Luna..
Azul, Palabra que designa mi bestialidad
soy el animal hipotético, parapetado en la
costilla de Adan, Animal, no mujer, no subversición,
no caricia, no cuerpo detenido a contraluz.
Animal que responde al silencio de la luna,
diálogo de ser ancestral, antinatural... Animal,
semen pasado que muere con la palabra que no le designa...
Azul, por eso Azul es el nombre que designa mi naturaleza.

Sigo esperando que hable mi muerte
que mis venas se desprendan de la naturaleza
de las cosas, espero dejar de ser
relincho en caballo desbocado, dejar de ser
sonido en la piedra que dormita.
Sigo esperando que mi muerte hable,
sólo le ha de quedar una palabra para irse
Espero esa imagen de tristza en las aguas, manantiales
Espero la palabra Azul en la boca de mi muerte.
Quise recoger la sombra de tus aristas
y tus manos interpusieron la vista con los poros ensangrentados
Grité con la vos de los convalecidos
y mi llanto no rompió el silencio que pretendía
En lugar de ello raíces emanaron de mis manos caídas
el barro se adhiere a mis piernas
el viento viste esta tristeza de caracol
Y permanezco en el centro contrario y adversario
sin tener cuartel amigo, esperando el tiro de gracia
que tengo floreado en la sien, sólo necesito saber qué
tanto duele.

Y fue un día de agosto que mi muerte acompañó a mi sombra
sin advertirle a mi cuerpo varado junto al sauce
que ese sería el llanto por el cual fue vendido
Y sin advertir presencia en la palabra Olvido
mis pies no se movieron del centro capicuo
Traicioné a mi sombra
y chillé el llanto de los olvidados
El relincho del potro oradó la palabra que
mi cuerpo no soportaba por las 13 monedas
Qué tan floreada está la sien, sólo necesito saber qué
tanto.

Qué tan abierta está la sien
Cuántas bifurcaciones tiene
Qué tan grande es Dios y el Hombre
Para contar las ramas del suicidio.
Mi padre se ha suicidado
Tenía manos de alfarero
y comisuras que olían a tulipanes en vuelo
Dijo no soportar los domingos en grises
que octubre era un mal aliado
y Enero la puta de los días
Por eso se suicidó en agosto
porque le encantaba ver llover con los ojos
de Azul
A mi padre no le dieron rosas en su funeral
le dieron lágrimas que valían un meñique en oro
una vestimenta de tierra y la Palabra
de aquellos ojos con que le encantaba ver llover
Se acompañó de la sombra en el suelo
conversando una palabra visual
Mi padre se llevó los zapatos por delante
Para no tropezar dos veces en la oscuridad
Mi madre se fue en dirección al sol
a dolerse dos veces la muerte de mi padre
La cicatriz que más me duele es la de tu cuerpo
La que se quemó en mi espalda con su olor de concha marisma
en el intermedio de los senos que se vistieron de caracoles
A los locos se nos ha quedado el corazón en dos partes
en la marisma venidera que se desboca el océano
en el Azul de mis recuerdos
Vamos caracol de ceniza vamos a ver al hombre parado junto a un tulipán
y arrojémosle pedazos de pan para comprobar si tiene vida
Vamos a ver si Dios descompuso el tiempo
o si la palabra fue la iracunda culpable del pecado
Dicen que ya no tiene las olas golpeándole los ojos
que las gaviotas se han llevado el viento en las alas
y el mar le ha dejado al naufrago que aceptó la caída libre
Por eso entró al hoyo de tierra y la lluvia cómplice de sus párpados
deslavó la tierra al fondo, deslavó la tierra al loco.



miércoles, 17 de noviembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

viernes, 23 de julio de 2010

Convoctaria al Festival Ixquixóchitl 2010


Quedan todos coordialmente invitados...

jueves, 13 de mayo de 2010


¡Rehilete! festival academico y cultural...

miércoles, 12 de mayo de 2010

viernes, 7 de mayo de 2010

En busca de ti

Tu leve gemido atraviesa los muros de ansiedad que cubren mi espíritu. Recobro la conciencia fingida de una irónica realidad. Me levanto. Atientas me recargo en paredes estoicas e indiferentes a mi vida común. Busco el artefacto metálico que por fin conseguirá nuestra cercanía anhelada. El portal deja entrar la luz junto con tus ímpetus y yo te sostengo entre mis brazos y acaricio tu felpuda piel. Amor mío. Dulce gatito.


A mi hermano menor

La neblina reviste poco a poco la tierra que habito. Su densa humedad embarga de nostalgia trágica mis huesos. Mamá otra vez grita. Él otra vez se regocija en su burlesca perorata. Yo de nueva cuenta me fastidio del cinismo casi cómico que refleja en su mirada. Mamá intenta hablar, no lo consigue. Grita entonces y él ríe. Se enfada más y por dentro llora. Lagrimas no hechas de coraje que es lo que refleja su faz, más bien son de miedo, desconcierto o aflicción, pues él se deja venir en caída libre a un foso fangoso sin impórtale nada y ella con esos gritos no puede rescatarlo. No se si él lo sabe, a veces pienso que si. Duele más. Duele en tanto ves sufrir a la madre por aquel que no le importa. Es entonces que quizás solo habría que recordar que ese también es su hijo.

Intento

Eco ensordecedor de media noche. Mente divagante en la blancura de la nada. Dedos ávidos de silabear frases que llenen la ansiedad febril. Morfeo asecha mi postura oblicua frente a un papel virtual. Creo que me rindo…

Hambre

Muero de hambre recostada en un sillón hecho girones. Pienso que comer anestesia mi dolor por seguir estando aquí. Ese instinto autómata y masoquista me levanta. Camino hacia la puerta y pienso
- ¿Cuánto compro de tortillas? Creo que lo más sensato son 5 pesos, pues es lo justo para mi consumo.
Salgo a la calle y me topo con el flamante sol el cual se contonea para presumir su rubia cabellera. Su vanidad me irrita. No tolero su egolatría. Lo prefiero en diciembre. Tan depresivo y sumiso. Camino absorta en el dolor abdominal que produce no haber ingerido alimento desde la noche anterior. Es agudo. Como si una mano brotara desde dentro y me mostrara el estomago. Pero lo disfruto, pues me distrae de mi alrededor incandescente. Saboreo la sensación incomoda y envolvente. Derrepente, al pasar por una calle oigo una voz pueril. - ¡señora malvada, vieja chancluda¡. Volteo a ver al agresor y lo afronto con mirada inquisidora. Me muestra su diminuta y roja lengua. Corre. Inconmovible, no puedo creer que me haya llamado “Señora”.

Manjar a domicilio

Es medio día. El calor insoportable derrite el chapopote de calles polvorientas con ondas que inundan de olas caloríficas, la mirada del peatón. Tú, en casa, refrescándote con un ventilador que regala su aliento de vida, añoras una bebida fría digna de dioses. En eso, oyes un grito entre pasmoso, melancólico y exigente…
-Pozol... va querer pozol.
Oyes a lo lejos la negativa de un vecino indiferente ante aquel sacrificio meritorio de un héroe. Te levantas del sofá inundado de tu ser acuoso por castigo de Apolo, que parece estar más enfurecido que de costumbre. Buscas en tu vitrina un metal insipiente que te dará la llave al deleite del sabor a cacao helado en tu boca. Después de revolotear papeles, frascos y de más chácharas encuentras aquella tableta metálica que saciara tu antojo.
Por fin, el anciano con paso amalgamado a una tierra inerte y sabedora de huellas, llega a tu puerta y ofrece el producto deseado.
-Pozol, va querer pozol…
Tú sales al encuentro presuroso por poseer el sabor entre tus labios y la lengua ansiosa recorre la boca cerrada e inundada de saliva insinuante. Pides dos piezas del manjar. Pagas. Te diriges a la cocina y preparas la licuadora para su proceso final. Bebes el líquido espeso y refrescante. Su sabor inunda las papilas gustativas una a una y se desliza por la garganta hasta caer en el estomago apaciguando el hervor actual. Tu gula ha sido atiborrada, puedes estar en paz.
Descansas en el sofá nuevamente cuando oyes alboroto en la calle, sales con la curiosidad de un gato a observar lo que provoca la efervescencia entre las personas. Descubres que dos calles a delante han atropellado a aquel héroe que arriesgo su talluda y anciana piel para complacer tus deseos. Estás atónito. No puedes creer tanta maldad, no puedes creer que la imprudencia de un fulano te haya privado del pozol a domicilio.